Fugaz
Una noche como otra cualquiera,
en un bar tomando una cerveza,
hasta que esa morena belleza,
apareció haciendo…
Los versos no salían, pero no podía dejar de pensar en ella. La había conocido hacía escasas 48 horas, no se le iba de la cabeza. Era la cara más bonita que había visto en mucho tiempo, aunque había un problema: no podía recordarla.
Atisbaba algo de sus labios, sus ojos oscuros, su pelo negro, en momentos sin tiempo que se escapaban en cuanto ponía atención en ellos, pero era incapaz de recordar su cara completa, y eso le reconcomía por dentro.
Se arreglaba en el espejo,
pelo aquí o allá, y pintalabios,
mientras buscaba en su reflejo
cruzar miradas…
Incapaz de acabar una simple rima seguía pensando en ella, en su sonrisa y en su forma de hablar, directa, sin remilgos ni dobleces; sin frenar la conversación natural con un total desconocido como si hubieran compartido palabras durante años.
Esa sensación que tan pocas veces se da, de haber pasado tiempo con la otra persona a pesar de conocerla apenas de unos minutos, no se le iba de la cabeza, y quería pasar aún más minutos con ella.
¿Qué música te gusta?
Sobre todo esto y aquello,
aunque ahora que preguntas
nunca vi rostro tan bello.
Para una rima que era capaz de completar, era la peor que había escrito en su vida, infantil, burda y sin ritmo… solo quedaba borrar y empezar de nuevo mientras intentaba, con trazo ligero, dibujar su rostro en un pedazo de papel.
Rostro que no era capaz de recordar; rostro perteneciente a una mujer que sería capaz de reconocer incluso sin mirarla, pues tan hondo le había llegado que lo más impactante de ella a simple vista, su hermosa cara, no era nada en comparación con lo que era en realidad.
Y con dos besos nos despedimos,
cada uno por nuestro lado,
lo que dimos recibimos,
fue fugaz pero te he amado.
Y aunque no te encuentre en otro tiempo,
y si en otro espacio no nos cruzamos,
recordaré con ternura, así lo siento,
los segundos eternos que pasamos.