Escribir una novela es un maratón. Llegar a la última palabra del primer borrador no es la meta: es la mitad de la carrera. La siguiente etapa —la corrección— es la que transforma un manuscrito lleno de buenas intenciones en un texto sólido, limpio y listo para ser leído. Y sí, también es la fase en la que descubrimos que nuestros dedos tienen la extraña costumbre de escribir cosas que nuestra cabeza juraría que no puso ahí.
En esta primera entrega de la Guía práctica de corrección literaria, vamos a repasar qué tipos de corrección existen, por qué son necesarios y cómo organizar el trabajo para que no te abrume.
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