En la primera parte de esta serie hablábamos de las escenas como «los cimientos de una novela». Aprendimos a diferenciar entre escenas externas, donde sucede una acción visible entre dos o más personajes, y escenas internas, centradas en la vida interior del protagonista. También insistimos en que toda escena debe mover la historia hacia adelante, ya sea desde la acción o desde la emoción, y que conviene diseñarla con un objetivo claro en mente.
En esta segunda parte vamos un paso más allá. Vamos a explorar los tipos de escena desde su función dramática o emocional, una clasificación complementaria que te ayudará a dotar a tu novela de ritmo, coherencia y profundidad.
¿Qué entendemos por «función dramática» de una escena?
La función dramática de una escena no responde a qué sucede en ella, sino a para qué sucede. Es decir, su papel dentro del arco emocional o narrativo de la historia. Una conversación trivial puede ser una escena de tensión si hay un subtexto de amenaza. Una decisión silenciosa puede ser el clímax emocional de un capítulo. No se trata solo de estructura, sino de intención.
Una escena externa (visible, con acción) puede ser una escena de revelación, mientras que una escena interna (introspectiva) puede ser una escena de decisión. Ambas categorizaciones se complementan.
Tipos de escenas según su función narrativa o emocional
A continuación, una clasificación funcional que puedes usar al planificar, escribir o revisar tus escenas:
1. Escena de revelación
Aporta una información nueva que cambia la comprensión del lector o de un personaje. Puede ser una verdad oculta, un dato clave o una nueva perspectiva. Suelen marcar giros o puntos de inflexión.
Ejemplo: El protagonista descubre que su mejor amigo trabaja para el antagonista.
2. Escena de decisión
El personaje toma una decisión importante que cambiará su rumbo o el del relato. Suele surgir tras una escena de conflicto o reflexión.
Ejemplo: Decide abandonar su trabajo y seguir a quien ama.
3. Escena de tensión o suspenso
Genera incertidumbre, ansiedad, o anticipación. Puede no resolverse del todo, lo que mantiene el interés vivo.
Ejemplo: El protagonista huye en silencio mientras alguien lo sigue por un callejón oscuro.
4. Escena de conflicto
Ocurre un choque entre voluntades: entre personajes, o del protagonista consigo mismo. Suele ser el corazón del drama.
Ejemplo: Una discusión entre dos amigos donde sale a la luz una traición pasada.
5. Mini-clímax
Una escena con alto impacto emocional, que resuelve (total o parcialmente) un conflicto planteado.
Ejemplo: La confesón de amor que cambia la dinámica entre dos personajes.
6. Escena de transición
Sirve para mover al lector de un punto a otro: cambio de lugar, tiempo o ritmo. No tiene por qué ser cargada de conflicto, pero debe seguir aportando información o atmósfera.
Ejemplo: El viaje del protagonista de una ciudad a otra mientras recuerda una conversación clave.
7. Escena de reacción
Tras un evento intenso, el personaje procesa lo ocurrido. Baja la tensión, pero ofrece profundidad emocional.
Ejemplo: Después de perder a alguien, el protagonista se encierra en casa y revive momentos compartidos.
8. Escena de preparación
Prepara al lector y a los personajes para lo que viene. Puede incluir planificación, advertencias, alianzas…
Ejemplo: Los personajes planean un asalto sabiendo que puede ser su última oportunidad.
9. Escena de encuentro o presentación
Introduce a un personaje, lugar o elemento clave. Suele ocurrir al inicio, pero también en momentos de giro.
Ejemplo: El protagonista conoce a una misteriosa mujer en un tren nocturno.
Escenas mixtas: combinando funciones
Una misma escena puede tener varias funciones. Un encuentro puede ser una escena de presentación, de tensión y de revelación, todo a la vez. Comprender esto te ayuda a escribir escenas más densas y significativas.
Ejemplo: Una comida familiar puede parecer tranquila, pero debajo se revelan verdades, se gesta una decisión futura y aumenta la tensión entre los personajes.
Cómo usar esta clasificación al planificar o revisar
- Cuando planifiques escenas, anótales su función dramática: ¿qué aporta al conjunto?
- Al revisar, pregúntate: ¿cumple una función clara? ¿Podría tener más impacto si se redefine su objetivo?
- Usa etiquetas (en tarjetas, Scrivener o Notion) para visualizar el ritmo emocional de tu novela.
- Equilibra tipos de escena: demasiada acción sin reacción puede saturar; demasiadas decisiones sin conflicto pueden parecer arbitrarias.
Un ejemplo aplicado
Imagina este esquema:
- Escena externa de tensión: El protagonista es interrogado por alguien que sospecha de él.
- Escena interna de reacción: En soledad, reflexiona sobre cómo ha llegado a este punto.
- Escena de decisión: Decide mentir para proteger a otra persona.
Este encadenamiento genera ritmo, evolución y coherencia emocional.
Conclusión
Entender las escenas no solo como bloques de acción o introspección, sino como piezas dramáticas con función narrativa clara, te dará un dominio mucho mayor de tu historia. Complementa la estructura externa/interna con esta mirada funcional y empezarás a ver tu novela como lo que es: una secuencia de decisiones, descubrimientos, tensiones y consecuencias.
Y tú, ¿qué tipo de escena sueles escribir más sin darte cuenta?
Por cierto, dejo una actualización de la ficha de escenas, la podéis descargar aquí en formato PDF.




